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viernes, 22 de mayo de 2015

Formación inicial y continua de los docentes en materia tecnológica

La formación inicial y permanente del profesorado en materia de tecnología es fundamental para garantizar su perfecta adecuación al entono educativo en el cual deberá desarrollar su tarea
docente. Debido al rápido y permanente avance de la tecnología, deberemos tener en cuenta que
proporcionar a los futuros docentes, desde los planes de formación, un buen conocimiento de base
sobre el uso de algunas herramientas de software, no asegura que sean capaces de usar las TIC en el
proceso de enseñanza-aprendizaje. Ello dependerá de si pueden encajar los nuevos medios en
sus actuales prácticas y creencias acerca de los métodos de enseñanza de su materia (Adell y
Gisbert, 1997).

En general, la formación del profesorado que deberá ejercer sus funciones en el tercer milenio,
debe suponer un claro punto de inflexión entre los avances de la sociedad del conocimiento y
las necesidades de las alumnos para su incorporación al contexto en el que deberán desarrollar
su vida personal y profesional.
EL NUEVO ROL DEL PROFESOR EN ENTORNOS TECNOLÓGICOS


Llevamos mucho tiempo dedicándonos a estudiar el impacto de las TIC en la educación y su repercusión en los roles y funciones a adoptar por los docentes en el diseño, implementación y evaluación de procesos de E-A en entornos virtuales.

Por eso, hemos abordado en diferentes publica ciones (Gisbert et al., 1997, 1998; Gisbert, 2000, 2001), algunas de las principales repercusiones que se derivan en y para la práctica docente, en el nuevo contexto social y educativo que vienen configurando el actual desarrollo de las TIC.

Desde nuestra experiencia del trabajo de los docentes en entornos tecnológicos, y antes de avanzar en las tareas que éste deberá asumir, creemos que hemos de destacar tres ámbitos de cambio fundamentales para el docente:

La comunicación: el profesor, en espacios tecnológicos, debe cambiar su forma de comunicación síncrona (cara a cara y teniendo al interlocutor siempre presente en tiempo real) por la comunicación asíncrona en un espacio digital (comunicación mediada y en tiempo no real).

 Las estrategias metodológicas: los espacios tecnológicos requieren metodologías más dinámicas y participativas, para que todos los participantes en el proceso de E-A puedan sentirse integrantes y miembros del grupo. No hemos de caer en procesos regentados exclusivamente por los requerimientos tecnológicos.  Como ya hemos mencionado, esta tecnología constituye un espacio, una herramienta y/o recurso educativo y formativo.

La función informadora: ni los docentes ni las instituciones formales de educación pueden pretender poseer toda la información. De esta forma, el rol de docente cambiará y pasará de ser, de poseedor de la información a facilitador de esta información.

Su entorno laboral y profesional: los espacios profesionales de los docentes pasan de la presencialidad a la virtualidad y del aislamiento de las aula a los grupos interdisciplinares y colaborativos que trabajan de manera distribuida en un espacio telemático.




 

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